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El sacrifico de un ciervo sagrado (2017)


Título original: The killing of a sacred deer

Países: GB / Irlanda / EEUU

Género: Suspenso / Drama

Protagonistas: Colin Farrell (Steven Murphy), Nicole Kidman (Anna Murphy), Barry Keoghan (Martin), Raffey Cassidy (Kim Murphy), Sunny Suljic (Bob Murphy).

Festivales/Premios: Festival Cannes 2017 (Competición Oficial / Ganadora Mejor Guion), Festival Sitges 2017 (Competición Oficial / ganadora Premio de la Crítica).

OPINIÓN:

¿La butaca o el sofá deben estar rotos?¿Hay algo mal allí?¿No te puedes poner cómodo? Deja de buscar en el asiento: es la película. Con un estilo muy propio y descarnado, se dedica a generar una incomodidad que se hace cada vez más acuciante. Alejado de las tendencias comerciales actuales de hiperestimulación y movimiento (y por eso a algunos les parecerá lenta), el director demuestra un sentido tan agudo de la temporalidad -tiempo de la escena, tiempo de los actores y tiempo de la música- que produce una sensación de inminencia catastrófica que se va postergando repetidamente.

Sumado a esto, el estilo y el tempo de los diálogos monótonos y monocordes, reducidos casi a texto reproducido mecánicamente, que ya son marca de la casa Lanthimos, dota un aroma novedoso y distintivo a la cinta.

El artista griego parece querer recuperar la tradición milenaria de su pueblo, e instituirse como uno de los más interesantes autores de grandes tragedias contemporáneas, aprovechando su legado en lo que hace a la profecía, la decisión del héroe y el destino inexorable; pero sobre todo, nos habla con un dialecto renovado, que reconforta por lo único y original, con pinceladas muy bien ubicadas de surrealismo y absurdo.

En esta oportunidad, nos trae una trama enrevesada y llena de sutilezas, que nunca termina de dar la cara frontalmente, sino que va mostrándonos diferentes facetas parciales. Por eso mismo, y por la sensación de no atar todos los cabos, no complacerá a todos los gustos, pero lo jugoso aquí definitivamente no está en lo redondo de la historia.

La cosa se va planteando como un juego de equilibrio entre la ética y el amor, haciéndolos bascular, girar, acercarse y alejarse, hasta llevarlo al extremo de contraponerlos de una manera bastante oscura y radical. Y en ese punto nos espanta con un dedo que nos apunta.

Porque durante la mayor parte del metraje, nos sentimos a años luz de los personajes que son mostrados descorazonados, alejados de la pasión, pero con destellos de humanidad, que casi chirrían cuando se dejan ver; así, puede mostrar mucho mejor ese costado oscuro que le interesa al director.

El trabajo de Keoghan, plasmando ese adolescente inestable, que juega entre el capricho y la aplastante seriedad, es magnífico. Por su parte, Kidman habilidosamente sostiene un papel que juega en el límite entre Steven y el público. Farrell, aunque aparece como el menos llamativo, da consistencia y homogeneidad a este anestesiado padre de familia.

El universo estéril y extraño en donde ocurren todas estas cosas, está fabricado con una cualidad artística notable. Por un lado, la fotografía pulida, limpia y nítida, con predominio del blanco o colores claros. Por otro, el diseño de cada escena, apoyadas en ángulos bien abiertos o en la marcada distancia con los personajes, le da un aire de situación épica o trascendente, ya que prioriza el entorno o la situación general, más que la expresión emocional individual del personaje. El trabajo que se toma el griego en componer cada cuadro al milímetro, jugando con reflejos, sombras y simetrías, es asombroso y deja una sensación de recuerdo a algo de Hitchcok o Kubrick.

A fin de cuentas, lo más valorable para mí es el efecto que produce en las entrañas. Uno se siente en un vórtice, atraído a las profundidades, a la oscuridad, pero con la sensación que induce que la cosa no va a ir a mejor.

Una obra que se interesa en decir cosas nuevas y de maneras nuevas, con un impacto emocional innegable.

AVISO: antes de verla, valdría la pena echar una ojeada al mito de Ifigenia (de donde proviene el título).

Nivel de entretenimiento: lenta.

Argumento: Steven, un cirujano cardíaco de clase burguesa, comienza una relación de amistad con Martin, hijo adolescente de uno de sus pacientes, quien después de un giro siniestro, colocará a Steven en una situación en la que tendrá que tomar una difícil decisión para salvar a su familia.

La Escena:

El diálogo de Martin y Steven en la cafetería del hospital. Contundente y radical manera del director de plantear el quid de la cuestión, como una rápida bofetada.

Diálogo:

Steven: Te enterraré en el jardín. Y te pudrirás.

Martin: Si cavas un pozo en el jardín, más vale que sea uno grande.

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Autor: Mauki
 

Soy un aficionado del cine. No tengo ninguna acreditación, ni formación específica en el tema, sólo haber visto muchas (muchas) películas desde que tengo memoria. Espero que el espacio sirva para compartir opiniones, datos, sugerencias e ideas sobre el tema, sin demasiadas pretensiones.

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