El hijo de Saúl (2015)
Título Original: Saul Fia
País: Hungría
Género: Drama
Festivales/Premios: Premios Oscar 2016 (ganadora Mejor Película de habla no inglesa), Premios Globo de Oro 2016 (ganadora Mejor Película de habla no inglesa), Festival Cannes 2015 (ganadora Gran Premio del Jurado, ganadora premio FIPRESCI / nominada Palma de Oro, Cámara de Oro), Premios César 2016 (nominada Mejor Película Extranjera).
Director: László Nemes
Actores: Géza Rörhig (Saul Ausländer).
Guion: El mismo Nemes se encargó también del texto, que se presenta como lo justo y necesario, con un planteo que se establece desde la primera media hora y transcurre sin demasiados saltos. Por el enfoque que tiene la peli, está claro que el guion no es el punto fuerte.
Trabajo actoral: Rörhig brinda una performance medida, lacónica y parca, pero a la vez con mucha emoción contenida.
OPINIÓN:
Hemos visto tantas películas del Holocausto, de tantos directores diferentes a través de los años, que la mayoría piensa que poco queda por decir del tema en el cine.
László Nemes deja claro, y de manera firme y rotunda, que se puede contar más. La ópera prima del director húngaro es realmente una obra de arte. Nos trae un relato tan descarnado, tan sobrecogedor, tan triste y tan angustiante que atravesarlo sin sentir incomodidad o displacer es casi imposible.
Lo que hace esta película sea tan maravillosa son las decisiones arriesgadas y acertadísimas del artista que hay detrás de la cámara. El principal efecto que consigue es "ahogar" al espectador con la historia. Con el uso del formato de pantalla casi cuadrado (1,33:1), los planos cerrados y de detalle y la cámara al hombro, consigue un efecto abrumadoramente asfixiante. Teniendo casi toda la película la espalda o la cara del protagonista ocupando la mayor parte del cuadro, la acción principal de lo que le interesa contar al director, ocurre en las esquinas, en los fondos, fuera de foco e incluso fuera de cuadro. Todo esto produce un efecto pocas veces experimentado viendo cine; un lujo.
Por otro lado, el desarrollo argumental queda algo estancado de la mitad hacia adelante, pero queda claro que el guion no es la prioridad aquí, sino la experiencia visual.
Otro gran acierto es la complejidad planteada con el personaje de Saúl, que no sólo enriquece la historia, sino que da mucho juego para reflexionar a posteriori. Un personaje de un prisionero que parece robotizado, obligado a mantenerse impermeable a los innumerables horrores que vive a diario; pero un día encuentra un punto de apoyo, una guía en la oscuridad, algo por lo que vivir, en una obligación moral que surge por casualidad al encontrarse con el cadáver de un joven que reconoce como su hijo. Y creo que justamente es allí, donde obstinadamente intenta rescatar su propia humanidad.
Brutal y contundente obra que no se puede perder.
Nivel de entretenimiento: algunos momentos pueden resultar un poco agobiantes.
Argumento: Auschwitz, 1944. Saúl encuentra un rayo de esperanza en medio del horror indescriptible, arriesgándolo todo al dedicarse a intentar evitar que quemen el cadáver de un joven y proporcionarle un entierro judío adecuado.
La Escena: la escena inicial, con la ducha con gas de un grupo de prisioneros. Escalofriante.
Diálogo:
Un oficial alemán a un grupo de gente desnuda, antes de entrar a la última ducha de su vida:
Oficial: Necesitamos gente como ustedes en los talleres. Tendrán trabajos y estarán bien pagados. Después de la ducha y de la sopa, vengan directamente a verme.
Horror y sadismo puro.
